Friday, December 08, 2006

Track 2 (primera parte)


...Desde mi concepción, la humanidad me obligó a contraer matrimonio sin consultar mi opinión. El novio, se llama "Abecedario". Cuando logré unir los primeros sonidos en mi boca, nacieron las primeras palabras. Malditas palabras. No soporto tener que tragar las reglas de redacción para expresar mis tormentos y mis deseos en un triste y blanco papel. Odio la frialdad y distancia que adoptan estos garabatos simbólicos, que no logran expresar el estallido de mis pensamientos. Quisiera que las letras fuesen infinitas, que el diccionario fuera una historia sin fin a ver si logro romper las esposas que me retienen en éste trance infernal. Sólo quiero que mi alma grite y se desangre en una catarsis eterna. Pero aquí estoy, frente a un universo que me colma la paciencia y no escucho ni el más mínimo saludo de alrededor.

Estoy sola. Para variar, sola. Me encuentro sentada en mi cama, viendo cómo mi vida pasa frente a mis ojos y yo sin saber qué es lo que sucede. Lo único que me resta es escribir. Quiero renacer y maravillarme con las simplicidades del mundo. Deseo profundamente sentir el temblor de mi corteza cerebral, al recibir un beso, o tal vez, admirar la belleza e inocencia de una flor en mis manos. Pero el humo de mi tristeza me asfixia y me domina. Llevo años escondida en un baúl de recuerdos que a partir de éste instante, comenzarán a escapar sin control.

No me importan las consecuencias. Ya no tengo nada que perder...

Todo comenzó el 31 de Octubre del 2000. Mi mamá tenía sus pies hinchados, al parecer por retención de líquidos. El problema era que no sabíamos el por qué de ésta situación. Tuvo que someterse a diversos exámenes y luego de descartar una posible consecuencia de su enfermedad a la tiroides, otras hipótesis surgieron. Se pensaba que tal vez, la "T" del sistema de anticoncepción que ella tenía en su cuerpo, se había salido de lugar. También pensamos que podía ser algún quiste que estaba complicando el sistema renal.

Así pasaron los meses, y sin ninguna respuesta satisfactoria. Se sometió a cuanto escáner y estudios existen. Pero fue durante el verano, cuando el comentario de una tía lejana nos alertó. Según ella, mi mamá tenía cáncer. Lo único que consiguió mi tía Sonia fue el repudio y rechazo del resto de la familia. Es que simplemente, era imposible.

Debido a las horas que mi mamá tenía que pasar entre médicos y trámites con la isapre, mi prima pequeña Carla y mi abuela a cargo de ella, se fueron a vivir con nosotros a Concepción para ayudar en la casa. Mi papá tenía planes de viajar a Noruega, a dejar el barco en el que trabajaba por lo que se ausentaría por cerca de un mes. Lo complejo de todo era que, el diagnóstico definitivo lo darían a conocer una vez que mi papá estuviera lejos de Chile.

El miedo era inevitable. Nuevamente la posibilidad de que se tratase de un cáncer, regresaba. Nadie de la familia estaba preparado para esto y menos mi mamá, porque según recuerdo, muy pocas veces la vi enferma.

4 de Abril del 2001. Cerca de las siete u ocho de la tarde, mi mamá y mi abuela, llegaron del médico. Recuerdo que mi abuela me retó, por algo que no hice y me disgusté.
¡Hazle caso a la Mamá Estela! - exclamó mi mamá enojada.
Ya, pero ¿Por qué me tratas así? No es para tanto - contesté molesta.
¡Tengo cáncer! - gritó con lágrimas en los ojos.

Quedé paralizada. No podía ser posible. Sentí que la burbuja en la que viví hasta ése minuto, explotó definitivamente. Mi hermano se acercó a mí y, mirándome, comenzó a llorar.

- ¡No llores, no seas cobarde! ¡Mamá no se va a morir! - le grité indignada.

Hubo algo en mí que hizo que me comportara de esa forma, supongo que mi inmadurez y mi incredulidad me jugaron una muy mala pasada, que alcanzó a durar unas horas porque, luego de eso, las cosas en mi mundo cambiarían para siempre...